LA JORNADA DE ORIENTE

La búsqueda de justicia de Luis Rivera Terrazas en La historia de esos días


Humberto Moreno / Foto Abraham Paredes
ALONSO FRAGUA

Humberto Moreno es actor desde hace 25 años. Radio, televisión, teatro y cine; él no discrimina. Aunque en el pasado ha participado en proyectos con tintes políticos, los dos últimos personajes que ha interpretado sin duda tienen un peso específico en la política y la historia de México. Por un lado, Antonio López de Santa Anna, en la obra Manga de clavo, montada por la Compañía estatal de teatro. Y por otro, Luis Rivera Terrazas, rector de la UAP de 1975 a 1981, en la docu–ficción poblana La historia de esos días, de Luis Ortega (La Jornada de Oriente, 1 de julio de 2009).

Mientras habla sobre el proyecto audiovisual y el ingeniero Rivera Terrazas, desvía la conversación en repetidas ocasiones hacía un tema que dice inquietarle desde hace tiempo: la búsqueda de justicia social. Búsqueda que, afirma, era el motor de los movimientos estudiantiles alrededor del mundo, incluido México, y en particular Puebla, donde participó Rivera Terrazas desde su posición como académico.

–¿Quién era Luis Rivera Terrazas?

–Era una persona culta, instruida y mundialmente reconocida, como físico y astrónomo. Para bien de Puebla llegó al observatorio de Tonanzintla. Cuando esto sucedió el gobierno alemán emitió un reconocimiento diciendo que era lo mejor que le podía ocurrir al observatorio.

En el plano del movimiento estudiantil, continúa, “su preocupación por lo que percibe en la universidad y en la sociedad poblana lo llevó a participar en este triste episodio de la historia de Puebla y de México. Entonces se puso la camiseta, comunista como era, pero no en el sentido fetichista con el que se tachó al comunismo, de anti–cristiano” sino como una ideología que buscaba el bienestar colectivo.

Aunque Rivera Terrazas y los universitarios buscaban el bien colectivo, “el gobierno acaba manipulando a la sociedad poblana y ésta se deja y permite la persecución en contra los estudiantes, lo que redundó en asesinatos. Y me atrevo a decir que la muerte de diversos personajes del movimiento alegaron a la gente”, pues veía en los universitarios a provocadores y vándalos.

A través de documentos que la producción le facilitó y conversaciones con amigos y familiares que vivieron las movilizaciones estudiantiles en favor de los lecheros y otros grupos maltratados por los gobiernos estatales de los sesentas y setentas, Moreno construye su recorrido por la historia de Puebla, siempre con la palabra justicia apareciendo cada tantos minutos.

Cuando regresa al relato de los días en que los estudiantes se refugiaron en el edificio Carolino, dice:

“La manipulación política fue, quizá –y digo quizá– con la intención de no desestabilizar a la sociedad. Sin embargo, (el gobierno estatal) actuó con una brutalidad impresionante, asesinando estudiantes. Recordemos que el gobernador Gonzalo Bautista O’Farril, hizó una lectura pública llamando a los estudiantes ‘enemigos de la sociedad’. Incluso los documentos que nos facilita la producción de la película mencionan que Bautista dice ‘tráiganlos vivos o muertos’. Eso es muy grave. Imagínate a una persona que representa al gobierno hablando de castigar a seres humanos sin juicio. Eso es una brutalidad del Medievo. Es una regresión absoluta en la práctica de la política moderna”.

“Entonces, los estudiantes lejos de tomar la universidad se fueron a refugiar a ella, al edificio Carolino, pues estaban señalados como enemigos públicos. Probablemente tenían dos o tres pistolas, pero sobre todo palos y piedras, contra la fuerza pública que se les echó encima. Así, los sitiaron, los cazaron y terminaron asesinadas varias personas”.

–¿Qué sabías de todo esto antes de representar a Luis Rivera Terrazas en esta película?

–Tristemente yo tenía a estos sucesos en el olvido. Cuando llega Luis Ortega y me platica del proyecto, despierta la curiosidad en mí y este deseo de justicia, de que se sepa realmente la verdad. Ya ves que se nos da eso de no tener memoria, y si no hay memoria hay muchas probabilidades de que se repitan los hechos.

Hasta el momento, Humberto Moreno ha participado en dos escenas de La historia de esos días. La primera, en donde el ingeniero aún no es rector, durante una reunión en un bar donde llegan las noticias de estudiantes que han sido encarcelados. La otra, aquella que recrea el cortejo fúnebre de Joel Arriaga Navarro (La Jornada de Oriente, 13 de agosto de 2009).

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